Hay que recordar que el Júcar, a pesar de que la mayor parte de su recorrido transcurre en nuestra comunidad autónoma, ha sido y está siendo gestionado desde Valencia, imponiendo sus intereses a los de Castilla-La Mancha. Esto viene a colación de los planes hidrológicos del Tajo y del Júcar tenían que haber sido mejorados en el año 2009 y no se han elaborado porque la forma de gestión que se está aplicando ahora mismo es insostenible y muy perjudicial para Castilla-La Mancha. Mejorar esa forma de gestión implicaría que tanto valencianos como todo el Levante tendrían que cambiar su forma de entender la política del agua. Si se aplicaran las normativas europeas cuando se modifiquen los planes hidrológicos, Castilla-La Mancha saldría muy beneficiada.
Desde Izquierda Unida suscribimos las críticas de ecologistas a este plan porque no aborda cuestiones importantes y candentes como la contaminación difusa por pesticidas y nitratos en las masas de agua subterránea, los permisos de estudio e investigación utilizando técnicas de fracking, o la recuperación del buen estado (cuantitativo y/o químico) de las masas de agua subterráneas que están sobreexplotadas en toda la demarcación. Además presenta un régimen ecológico de caudales incompleto y claramente insuficiente y no presta atención a la recuperación de la calidad hidromorfológica de los ecosistemas fluviales. Por otra parte no garantiza la aplicación de la prioridad máxima de asignación de agua de buena calidad al abastecimiento a poblaciones –en la Ribera del Júcar habrá que comprarla a los regantes- y carece de medidas de recuperación de los costes por parte de los usuarios de acuerdo con el principio “quien contamina, paga”. Además sobreestima los recursos hídricos en un escenario de cambio climático en el horizonte 2030.
El borrador de Plan Hidrológico sigue apostando en el futuro por trasvases de agua entre cuencas hidrográficas diferentes, lo que supone el incumplimiento del principio de unidad de cuenca en la planificación hidrológica. Siendo especialmente grave en este caso, pues la cuenca origen de los recursos, la del Júcar, se encuentra en un estado ecológico muy deficiente. Por lo tanto, los trasvases de agua de la cuenca del Júcar a las cuencas del Palancia, Turia y Vinalopó deberían tender a su progresiva reducción, y los usos que ahora se satisfacen con aguas del Júcar deberían ser revisados y tender a su satisfacción mediante una adecuada recuperación, conservación y reasignación de los propios recursos de estas cuencas.
El Plan Hidrológico que ha salido a información pública sólo aspira a estabilizar los acuíferos, es decir, a que no sigan disminuyendo sus niveles piezométricos. Sin embargo, el objetivo de los Planes Hidrológicos según la Directiva Marco del Agua debe ser la recuperación del buen estado ecológico de los espacios del agua que tejen un entramado de vida desde las cotas más altas de los valles (próximas a la llanura) hasta los mismos cauces, y ello sólo será posible si se acomete una drástica reducción de los bombeos que permita el ascenso de los niveles piezométricos hasta el régimen natural, y como consecuencia de ello, vuelvan a brotar los manantiales y fuentes que se han secado en los último tiempos. Es esta una carencia esencial del Plan.
Aunque esta crítica no sea compartida por el conjunto de los firmantes de la mesa del Agua, IU participa en la misma en aras al consenso social y además porque somos conscientes de que el Plan Hidrológico del Júcar, de aprobarse en los términos actuales, supondrá un varapalo para los intereses de los Castellano Manchegos, aparejado con la mercantilización del agua y con el consecuente impacto medioambiental negativo, nocivo para nuestra región y para toda la cuenca de la demarcación del Júcar.
Compartimos las alegaciones que propone la Mesa del agua de Albacete respecto a la demarcación hidrográfica del Júcar, ámbito territorial y ruptura de los principios de unidad de cuenca, abastecimiento de Albacete y su ámbito de influencia, prevención de avenidas y fenómenos meteorológicos, recuperación de costes y caudales ambientales. Y en las alegaciones propias que se preparan por nuestros responsables regionales de medio ambiente seremos más ambiciosos sobre cuestiones como el uso racional del agua y el cambio de pautas de consumo o la necesidad de preservar los caudales ecológicos y la recuperación de los acuíferos.
Queremos remarcar que el agua es un bien público esencial, y, como tal, entendemos que debería ser gestionado a través de un modelo democrático, transparente y participativo, con el que preservar el abastecimiento como derecho humano y los requerimientos ambientales de los ecosistemas hídricos, tal como determina la Directiva Marco del Agua. En base a esta premisa, a estas alturas cabría pensar que habiendo superado una visión o cultura del agua como recurso, estaríamos abordando un esquema de gestión basado en la consideración del agua como un verdadero patrimonio ecosocial y no como un bien sujeto a mercantilización y especulaciones. Pero no. El actual Plan hidrológico consolida vicios adquiridos durante años en torno a la cultura y la guerra del agua, o mejor dicho la priorización de una región sobre otra, y lo más importante ignora los efectos adversos al ecosistema y el medioambiente.
Pero vamos más allá y reivindicamos las siguientes consideraciones:
- La Directiva Marco del Agua y la aplicación de la normativa europea en general, representaban una oportunidad para modificar vicios adquiridos y aplicar políticas muy distintas en la gestión del agua. Sin embargo, en IU pensamos que estamos claramente ante una oportunidad perdida. Tanto la nueva planificación hidrográfica, como el resto de la normativa que se está aprobando, refuerzan las malas políticas existentes y consolidan, por un lado, el expolio del agua, primando la consideración de los ríos en sus tramos altos y medios como una especie de depósitos y tuberías para trasvasar agua a las zonas costeras, y desprecian, por otro, las necesidades y reivindicaciones históricas de Castilla-La Mancha, tanto en lo ambiental como en lo socioeconómico.
- Los planes de cuenca están llegando tarde y de mala manera, incumplen la normativa ambiental europea y dibujan un modelo de gestión del agua basado en la satisfacción de interés económicos de particulares y de las compañías eléctricas, ignorando la realidad de los recursos existentes y el objetivo de mantener las masas de agua en un buen estado de conservación; estos planes brillan por su escasa transparencia y participación.
- Apostamos por la recuperación de los niveles piezométricos históricos del acuífero de la Mancha Oriental, para que todos los ecosistemas que se han degradado o desaparecido en este tiempo vuelvan a tener vida.
- Proponemos la eliminación progresiva de todos los trasvases de agua intercuencas hidrográficas naturales que actualmente tienen lugar en la DHJ. Y ello con independencia del uso del agua trasvasada en las cuencas de destino. Los recursos que ahora se obtienen a partir de este trasvase deberían conseguirse mediante una adecuada conservación y reasignación de los recursos subterráneos y superficiales de las propias cuencas de destino.
- Exigimos la derogación del convenio de Alarcón. Sencillo: es nocivo para los intereses de Albacete. En este nuevo plan se consagraría como norma lo que establecía el convenio. Este convenio establece, entre muchas otras cosas, el pago por el consumo que realice Albacete cuando el pantano esté por debajo de la curva de garantía.
- Es preciso aumentar y garantizar los aportes hídricos a humedales, manantiales y fuentes en el Proyecto de Plan Hidrológico de la DHJ, así como establecer mayores niveles de protección. Las restricciones ambientales que establece el mismo son insuficientes para garantizar el buen estado ecológico de estos pequeños espacios del agua.
- Debemos hacer un uso racional y sostenible de los recursos hídricos, esto es fundamental. Si los recursos de agua en régimen natural son cada vez menores, NECESARIAMENTE debemos reorientar los consumos y establecer una nueva cultura del agua. Limitar o reducir los usos que hasta ahora se están produciendo. Justo lo contrario de lo que propone el Plan, que mantiene el statu quo.
- Estábamos y estamos en contra del establecimiento del sobreprecio por consumo de agua en tiempos de sequías. Nuestra posición es radicalmente contraria a este peaje.
Usted Sra. Alcaldesa debe hacer propias estas alegaciones que nacen de un consenso social. Entendemos que la Admon. Local y usted como máxima representante de la ciudad de Albacete, por encima de las posiciones y líneas políticas, debe liderar la defensa de los intereses generales de la ciudad que, de aprobarse el Plan del Júcar, estarían gravemente amenazados y afectarían no sólo las cuentas municipales sino también el patrimonio hídrico de nuestra región.
Por tanto, debe dejar de “jugar a la ambigüedad” y ser franca y transparente. ¿Qué opina de las reivindicaciones de la Mesa del agua de Albacete? ¿Por qué no cuestiona claramente el PHJ? ¿Qué alegaciones va a presentar este Ayto? ¿Por qué no ha llevado este asunto a una Comisión Inf de Medio ambiente o a este Pleno?
Dé la cara y comprométase por esta ciudad y sus recursos hídricos y ambientales, Sra Bayod.