1º de mayo atípico sin movilizaciones

Este 1 de mayo es diferente, no solo por la situación de alerta sanitaria y el confinamiento que llevamos sufriendo desde mediados de marzo. Se trata de un 1 de mayo que vivimos con una situación laboral atípica, donde gran parte de la población no puede trabajar, bien porque se han visto obligados a cerrar sus negocios, bien porque están en situación de ERTE o porque han sido rescindidos sus contratos y se encuentran en situación de desempleo.

Desde Izquierda Unida Albacete queremos destacar en este primero de mayo la necesidad que se ha hecho patente en cuanto a salud laboral se refiere. La debilidad que ha demostrado la prevención de riesgos laborales en nuestra sociedad nos lleva a pensar su necesario replanteamiento ante situaciones de gravedad, donde en muchos casos las empresas no han sido capaces de suministrar las protecciones adecuadas y necesarias a sus trabajadores para garantizar el desempeño de sus funciones sin riesgo de contagios del COVID-19.

Estamos afrontando una pandemia con un sistema de salud debilitado por años de recortes en sanidad, que ha dejado un sistema deficitario de medios tanto humanos como materiales. Una crisis sanitaria, en la que los trabajadores de la sanidad pública no cuentan en muchos casos con material adecuado de protección, y queremos recordar que la seguridad laboral no implica solo los accidentes de trabajo, sino también las enfermedades laborales. Es necesario un cambio en las políticas de salud laboral, una mejora en los servicios de prevención en riesgos laborales y la supervisión por parte de las administraciones públicas que garanticen la seguridad del trabajador y esta como centro del sistema.

Este año no podemos llamar a la movilización de las trabajadoras y los trabajadores, pero si queremos hacer un llamamiento a la organización. La clase trabajadora debe organizarse, porque solo unida podrá luchar por la consecución de sus derechos y para que las necesarias mejoras en el mundo del trabajo sean una realidad. Son momento complicados en los que la patronal debe dar respuesta eficiente a las medidas de prevención necesarias que eviten contagios en el trabajo. Debemos estar unidas para exigir esas medias y consolidar un sistema estable que garantice la seguridad y salud en el puesto de trabajo, porque la precariedad mata.

La paralización provocada por la pandemia ha remarcado las diferencias sociales y económicas que venimos denunciando desde siempre. Nos alegra que el gobierno haya creado una red de ayudas que permitan no dejar a nadie fuera, pero también creemos que esto es el reflejo de la crónica precariedad en la que se encuentran miles de trabajadores en nuestro país. Esta dramática situación afecta sobre todo a los empleos tradicionalmente feminizados como las trabajadoras domésticas o las camareras de piso con quienes la incertidumbre provocada por la crisis del COVID-19 se ha ensañado de especial manera.

Este primero de mayo, también debe ser de celebración y gratitud hacia los trabajadores y trabajadoras que con su esfuerzo y empeño están haciendo posible que la sociedad se enfrente a estas duras circunstancias. Trabajadoras de sanidad pública, servicios sociales, servicios de limpieza, trabajadores de supermercado, transportistas, agricultores y ganaderos, a todos ellos, queremos hacerles llegar nuestro más sincero agradecimiento.

Para terminar, queremos lanzar un mensaje positivo, nos alegra que el nuevo gobierno haya pensado en las personas en primera instancia, pero no debemos quedarnos ahí. Debemos seguir luchando para que las demandas de la clase trabajadora constituyan el núcleo de la política en las instituciones. Seguiremos exigiendo trabajo digno, estable y bien remunerado; pensiones dignas y suficientes; servicios públicos de calidad, con propiedad y gestión pública; desarrollo equilibrado y sostenible, siempre en un marco de igualdad social y libertad democrática.