Desde la Asamblea Local de Izquierda Unida de Albacete queremos apoyar a los profesionales sanitarios de nuestra ciudad y manifestar nuestro profundo desagrado con las últimas declaraciones del presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page. queremos señalar el pésimo tratamiento de los diferentes fallos que se pudieran haber cometido desde el Gobierno Regional ante la crisis del COVID-19.
Podríamos exponer múltiples ejemplos de declaraciones en las que se ha faltado el respeto a la población en general, y a los profesionales sanitarios en particular. Consideramos de la misma forma, y con mayor gravedad, una falta de respeto a la verdad. En este escrito se enumeran algunos ejemplos ante los que el colectivo sanitario de IU Albacete nos hemos mantenido expectantes y a la espera, con el fin de no romper la unidad de acción contra esta crisis con demasiada premura. Pero tras este último golpe a un Servicio de Salud exhausto después de dos meses de dura batalla, no podemos tolerar que se siga ninguneando a una mayoría indignada con las palabras de un Presidente, que incluso anima a la población a que se interpongan denuncias.
No nos resultan tan dolorosos los propios errores de la gestión (somos conscientes, de que esta situación en cualquier caso habría sido difícil de enfrentar sin cometer ninguno) como la falta de honestidad, que no hace otra cosa que expoliar más todavía a un colectivo que está dando más de lo que puede, con el fin de evitar un colapso total de lo más preciado que tenemos: nuestro Sistema de Salud.
Nos gustaría resaltar algunos hechos, por ejemplo, encontramos una declaración previa al inicio del estado de alarma, del día 12 de marzo. El Gobierno Regional tomó la determinación de parar la actividad en los centros educativos como una de las primeras medidas que se tuvieron que tomar. En esa misma rueda de prensa García Page pide a la población que tenga confianza en lo que llama la “Autoridad Sanitaria” y se comentaba la “baja repercusión de la enfermedad en Castilla-La Mancha con respecto a los datos de España y de Europa”.
Aún nos preguntamos cómo ha derivado esta intención de confiar en los profesionales en todo lo contrario en sus declaraciones del pasado 2 de mayo en las Cortes Regionales. Ha cambiado esta circunstancia, pero también han cambiado las cifras de la repercusión de la enfermedad en nuestra región. Según los datos que hemos conocido durante la misma semana de las declaraciones de García Page, nuestra región es, desgraciadamente, una de las que cuenta con mayor índice de contagios y de muertes. Especialmente, nuestra vecina Ciudad Real con 190 muertes por cada 100.000 habitantes, seguida de Cuenca con 111 muertes por cada 100.000 habitantes, y de Albacete con 110 muertes por cada 100.000. Estos datos del pasado 2 de mayo sitúan a las 3 provincias entre las 6 primeras en mortalidad del territorio nacional. De modo que, esperamos que se haga un análisis con mayor profundidad de estas circunstancias, dado que los optimistas datos del principio de la crisis merecían su celebración, pero el giro de acontecimientos también merece reflexión, más allá de buscar culpables en los profesionales a pie de cama.
Cuando la situación ya era insostenible en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, una compañera difundió en redes sociales un video en que narraba cómo se estaban viviendo esos momentos en las Urgencias del Hospital General. Tras ser conocedor de estas circunstancias el presidente de la Región aseguraba que “era un momento puntual”, no obstante, eran muchas las voces que pedían ayuda por las desoladoras imágenes a las que se tenían que enfrentar día tras día con equipaciones escasas, fundamentalmente en los primeros momentos de la crisis. Las llamadas de auxilio no recibían otra respuesta, que la de cuestionar la veracidad de las mismas, llegando incluso a banalizar estos problemas.
A medida que avanzaba la crisis del COVID 19 han sido numerosas las intervenciones de García Page en los medios desacreditando las declaraciones de los profesionales y las profesionales de nuestra ciudad, añadiendo una falta de tacto en sus crudas palabras de manera progresiva. El 17 de abril pudimos ser testigos de ello, sumando falta de humanidad en las palabras del presidente cuando aparecía en los medios afirmando que “en las residencias no había gente válida, sólo los que están muy malitos”.
Un día antes se publicó un aviso desde el Ministerio de Sanidad para recomendar la retirada de un lote de mascarillas Garry Galaxy N95 que no estaban homologadas. Se habían repartido el fin de semana del 3-5 de abril y a partir del mismo momento en que se conoció esta noticia, algo más de diez días más tarde, dejaron de utilizarse por los profesionales. La respuesta del presidente de la región, vino en la línea que ya hemos descrito, la falta de honestidad llevó a hacer público, en rueda de prensa del 19 de abril, que “las mascarillas no estaban mal, si no que se retiraban por cautela”, que “a las pocas horas habían sido retiradas” y que “había gente que las había usado fotográficamente”.
Es comprensible que las contrataciones de material a la desesperada puedan conllevar, en algunas ocasiones la aparición de fallos o defectos. Pero, restar importancia al hecho de haber tenido al personal que las ha usado durante varios días (y no horas) desprotegido, evidencia una falta de sinceridad que se hace patente una vez más. Y también se repite la tendencia a poner en duda los hechos expuestos por las trabajadoras y trabajadores. En sus palabras de esa misma rueda de prensa, “ser rigurosos es más exigible ahora que nunca”. Es por esto que esa misma exigencia es la que hacemos como colectivo afectado con este ejecutivo regional.
Con todas estas experiencias previas, puede comprenderse que nuestra reacción ante las declaraciones del presidente de Castilla-La Mancha nos fueran encontrando cada vez con una actitud más escéptica. Tanto es así, que no podíamos dejar de reaccionar a las palabras de las últimas declaraciones del 2 de mayo en las Cortes Regionales. Merece la pena hacer un apunte sobre la afirmación de que “nunca faltaron respiradores”, dato que nunca ha intentado contrastar.
Los criterios para asignar a una persona como “intensivable” y, en consecuencia, candidata al uso de un respirador en la Unidad de Cuidados Intensivos, tuvieron que sufrir una serie de modificaciones dadas las circunstancias extraordinarias y la cantidad inusual de personas que requerirían esta terapéutica, sin ser suficiente para todos. Es por ello que, muy a pesar de la persona responsable de tomar dicha decisión, la mayoría de los pacientes que presentaban una infección grave por COVID y que no se esperaba que se fuera a beneficiar tanto como otro paciente más joven y sin comorbilidades, no era candidato a entrar en la UCI. Por lo tanto, y en un sentido estricto, los pacientes que no cumplieran los requisitos (extraordinarios y modificados por esta situación de escasez) serían candidatos a otro tipo de tratamientos que se irían modificando en los sucesivos protocolos en función de las nuevas evidencias disponibles.
Esto dista mucho de la afirmación de que hubiera medios para todo y toda paciente. Es, más bien, una estrategia de adaptación a los medios disponibles. Medios que, además, tardaban en llegar, y es por eso que incluso el 1 de abril el jefe de servicio de Anestesia y Reanimación del Hospital de Albacete, Ramón Peyró, comunicó que él mismo iría a recoger los respiradores extra que se prometieron destinar a Albacete de Murcia.
Ha quedado patente que algunas opiniones prefieren ser escuchadas sobre otras, el presidente García Page lo dice abiertamente en su declaración del día 2. No obstante no podemos dejar de manifestar nuestro malestar ante todas las situaciones anteriormente descritas, y, muy especialmente la de esta última ocasión.
Es profundamente doloroso que después de habernos dejado la piel, sobre todo con los escasos recursos de los que se disponían al principio, haciendo todo lo que estaba en nuestras manos para que el sistema de salud no colapsara, se nos trate así.
No es justo que la palabra de la mayoría de un colectivo, como es el del personal sanitario se vea eclipsada por las declaraciones que prefieren ser escuchadas por una evidente rentabilidad política. No podemos dejar de informar con más voces a la población de la terrible situación que se ha estado viviendo dentro de los centros sanitarios.
A la vista está que las tasas de mortalidad de las 5 provincias de CLM están entre las primeras de todo el país. No podemos analizar esto a la ligera ni de forma simplista, porque hay muchos factores que han influido en ello, pero desde luego lo que tampoco se puede hacer es frivolizar con estos datos y vender a la población lo bien que ha salido todo, máxime cuando mucha de esa población ha perdido seres queridos con tanto dolor hasta el final de sus días, puesto que ni siquiera han podido velar a sus difuntos más de 3 personas. Es demencial haber vivido estos momentos desde tan cerca para que la impresión que quede en la memoria colectiva sea de serena normalidad durante esta terrible crisis.